Protección de los derechos y libertades fundamentales y legislación antiterrorista

El terrorismo, verdadera hidra de los tiempos modernos, constituye sin duda un reto fundamental no sólo para el Estado de Derecho, sino también para la comunidad internacional en su conjunto. Tras los atentados contra las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York y el Pentágono en Washington, el 11 de septiembre de 2001, esta amenaza real, por su impacto devastador sobre la seguridad humana y el desarrollo, movilizó a los Estados de la comunidad internacional más que cualquier otra amenaza a la seguridad internacional. Hoy en día, la amenaza terrorista se ha desterritorializado; se ha internacionalizado y globalizado, al igual que la lucha contra el terrorismo. Esta generalización de la amenaza ha quedado demostrada más que nunca por el hecho de que, en un mundo cada vez más interdependiente, ningún Estado puede pretender estar a salvo de una amenaza de este tipo. El Director Ejecutivo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Antonio Maria COSTA, confirma esta tendencia cuando afirma que "hoy en día, el terrorismo no conoce límites; no se dirige contra una nacionalidad en particular", no respeta ninguna religión.